Publicado: junio 10, 2025
El Kremlin continúa su ofensiva contra las voces disidentes. Este martes, el veterano opositor ruso Lev Shlosberg fue detenido en la ciudad de Pskov acusado de “desacreditar al ejército”, tras pedir públicamente un alto el fuego en Ucrania durante un debate en video difundido en enero.
Shlosberg, de 61 años, describió el conflicto como un “ajedrez sangriento” y sostuvo que “primero debemos dejar de matar gente. Si logramos la paz, recuperaremos la libertad”. Estas declaraciones, amparadas en cualquier democracia por la libertad de expresión, podrían costarle hasta cinco años de prisión bajo la legislación represiva rusa vigente desde la invasión de Ucrania en 2022.
La detención se produjo tras una redada en su domicilio, en casa de su padre de 96 años y en la sede del partido Yabloko en Pskov. El partido liberal al que pertenece Shlosberg es una de las pocas organizaciones opositoras que aún operan legalmente en Rusia. Su caso se agrava al haber sido sancionado previamente en dos ocasiones por el mismo cargo, en virtud de la controvertida ley que castiga las críticas a las fuerzas armadas rusas.
La represión contra Shlosberg no es nueva. Desde 2014, cuando denunció la presencia clandestina de militares rusos en Ucrania, ha sido blanco de persecución. Fue despojado de su escaño en la asamblea regional de Pskov y, más recientemente, etiquetado como “agente extranjero”, una categoría que criminaliza la actividad opositora y conlleva severas restricciones legales.
Su arresto ocurre en un contexto de creciente autoritarismo. Desde el inicio de la guerra, el presidente Vladimir Putin ha impulsado una sistemática campaña de silenciamiento contra políticos, activistas y periodistas críticos. Muchos han sido encarcelados o forzados al exilio. El caso más dramático fue el del líder opositor Alexei Navalny, fallecido en una prisión del Ártico en 2024 en circunstancias aún opacas.
Shlosberg comparecerá ante un tribunal en las próximas horas. Mientras tanto, su detención se suma a la larga lista de acciones que evidencian el colapso de las garantías democráticas en Rusia y el endurecimiento del régimen frente a cualquier llamado a la paz o al respeto de los derechos humanos.
