Nicaragua intensifica represión contra la Iglesia: procesiones prohibidas y sacerdotes vigilados

Publicado: abril 09, 2025

Nicaragua intensifica represión contra la Iglesia: procesiones prohibidas y sacerdotes vigilados

En plena preparación de la Cuaresma y Semana Santa, las tradicionales procesiones religiosas han sido prácticamente prohibidas por segundo año consecutivo en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene una severa represión contra la Iglesia y sus representantes.

La situación, calificada por organismos internacionales como una de las peores persecuciones religiosas en el mundo actual, ha llevado al exilio a más de 200 figuras religiosas, entre sacerdotes, monjas y pastores evangélicos, imposibilitando en muchas comunidades la celebración de misas o la administración de sacramentos.

Sacerdotes exiliados —cuyas identidades y ubicaciones se mantienen en reserva por seguridad— han revelado que los religiosos que aún permanecen en el país son sometidos a vigilancia constante, deben pedir permiso para visitar enfermos y están obligados a presentar sus sermones para revisión policial. Además, enfrentan restricciones económicas severas, con cuentas bancarias congeladas y escasez de alimentos y medicinas.

Estados Unidos ha condenado enérgicamente esta ofensiva. El secretario de Estado, Marco Rubio, denunció en febrero que el régimen nicaragüense “ha tratado de eliminar a la Iglesia católica y a cualquier figura religiosa que amenace su poder”. La Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EE.UU., en su informe anual, calificó las condiciones en Nicaragua de “abismales” y advirtió que la libertad religiosa es el primer indicio del colapso de todos los derechos humanos.

La represión no distingue denominaciones. Además de católicos, el régimen ha perseguido a líderes evangélicos, clausurado iglesias, confiscado propiedades y deportado a congregaciones completas. La salida forzada de todas las monjas del país ha dejado un vacío en la atención social a los sectores más vulnerables. "¿Qué sucede cuando estas instituciones, motivadas por la fe, son exiliadas?", se preguntó Maureen Ferguson, comisionada de la comisión estadounidense. La respuesta, a la vista, es un país con cada vez menos espacio para la fe, la crítica y la esperanza.