Publicado: diciembre 11, 2023
Sus fuentes de ingresos, según los expertos, proceden de ayuda internacional y de la recaudación de impuestos, pero también de gobiernos extranjeros afines, organizaciones caritativas y de una oscura cartera de inversiones internacional que utiliza, a menudo, las criptomonedas como vehículo para sortear las sanciones internacionales.
Su entramado financiero es complejo y opaco, y sus raíces se extienden mucho más allá de la Franja de Gaza.
Hamás, considerado una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, es un paria financiero, sometido desde hace décadas a sanciones y sin acceso al sistema internacional bancario.
Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU. (OFAC, por sus siglas en inglés), Hamás cuenta con una Oficina de Inversiones internacional con bienes que se estiman en los US$500 millones.
Esta red contaría con empresas en países como Sudán, Turquía, Arabia Saudita, Argelia y Emiratos Árabes Unidos, según la OFAC, que considera que el Consejo de la Shura y el Comité Ejecutivo de Hamás, sus máximos dirigentes, controlan y supervisan esta cartera de inversiones.
Hamás depende también para su financiación de los donativos que recibe de simpatizantes en los territorios palestinos, los países árabes y más allá de la región, asegura Khaled el Hroub.
Desde 2019, además, algunos de esos donativos se han hecho a través de criptomonedas.
“Hamás fue de los primeros en usarlas o al menos en pedir que los donativos fueran en criptomonedas”, asegura a BBC Mundo Ari Redbord, jefe global de políticas y asuntos gubernamentales de TRM Labs, una empresa de tecnología de inteligencia blockchain, quien asegura que el grupo usó primero Bitcoin y desde 2022 sobre todo la moneda digital Tron.
Las criptomonedas permiten mover grandes cantidades de dinero a través de fronteras de forma mucho más rápida que las transferencias con dinero convencional, y esto hace la tecnología “muy atractiva para actores legales e ilícitos”, apunta Redbord.
Sin embargo, esta tecnología se puede rastrear de forma cada vez más sofisticada, lo que ha hecho que gobiernos como el de Israel o Estados Unidos persigan los donativos en criptomonedas destinados a Hamás con gran eficiencia.
Según TRM Labs, en 2020 el Departamento de Justicia de EE.UU. confiscó 150 direcciones de criptomonedas asociadas a Hamás, que estaba recaudando fondos en Telegram y en páginas web.