Publicado: mayo 20, 2019
En Nigeria, ante el silencio de la ONU, ya son 11.500 cristianos asesinados solo entre el 2006 y 2014, 1.3 millones de desplazados, 13.000 iglesias destruidas ocasionado por terroristas de la temible Boko Haram, fundamentalistas islámicos que pretenden acabar con la presencia cristiana.
Las cifras de la persecución contra los cristianos en Nigeria las da ante la ONU, en Nueva York, el obispo de Kafanchan, Joseph Bagobiri, que ha pedido que el mundo deje de mirar a otro lado ante este genocidio silencioso.
El caso nigeriano es ciertamente llamativo por la escala y lo sangriento de la persecución, pero en absoluto único o aislado, ni siquiera en la propia África, especialmente en la zona del Sahel, como se comprobó en los recientes ataques a una iglesia en la vecina Burkina Faso.
Thomas Heine-Geldern, presidente de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, señaló que “2019 es uno de los años más sangrientos para los cristianos. Un balance provocado por los atentados terroristas de Sri Lanka y otros hechos de violencia demuestran la continuidad de la persecución de los cristianos en el mundo”.
“Es deber de los gobiernos y de la ONU lograr la paz, garantizar la libertad de religión y repeler los ataques antirreligiosos”, afirmó Heine-Geldern en un comunicado.