Publicado: octubre 24, 2024
El Salvador ha experimentado un incremento significativo en la importación de hortalizas en la última década, con un aumento del 35% entre 2014 y 2023. Según datos del Banco Central de Reserva (BCR), el país pasó de comprar 361.7 millones de kilogramos de productos como tomates, papas, zanahorias y cebollas en 2014, a 486.9 millones de kilogramos en 2023.
Esta tendencia refleja una dependencia creciente de productos extranjeros, especialmente de Guatemala, que en 2023 suministró el 73.6% de las hortalizas importadas por El Salvador.
El incremento en la importación de hortalizas ha generado un impacto económico significativo. El costo de importar estos productos ascendió a $145.4 millones en 2023, más del doble de los $63.2 millones registrados en 2014. Este aumento en las importaciones ha afectado directamente a los consumidores, quienes se ven obligados a pagar más por estos alimentos, mientras que los importadores obtienen ganancias mayores al vender los productos a precios elevados, ajustándose a las circunstancias del mercado.
El presidente de la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO), Luis Treminio, destacó que la creciente importación de hortalizas "sale caro a los consumidores y representa una buena ganancia para los importadores". Además, el director ejecutivo del Centro para la Defensa del Consumidor (CDC), Danilo Pérez, señaló que la falta de incentivos para la producción local, sumada al cambio climático y los altos costos de insumos agrícolas, ha desincentivado a los agricultores locales, reduciendo significativamente la superficie destinada al cultivo de hortalizas como el tomate, la papa y el güisquil.
La falta de políticas claras por parte del gobierno para mejorar la producción agrícola y el alto precio de la canasta básica han generado preocupación en sectores agropecuarios y de defensa del consumidor. La disminución en la producción nacional, combinada con la creciente dependencia de las importaciones, está ejerciendo una presión económica sobre las familias salvadoreñas, especialmente en lo que respecta a los alimentos básicos.
Fuente: La Prensa Gráfica