Proveedores en crisis por retraso en entrega de uniformes escolares: incertidumbre y deudas asfixian el sector
La entrega del segundo uniforme escolar para miles de estudiantes salvadoreños se encuentra en vilo, sumiendo en una profunda crisis a unos 3,500 proveedores de uniformes escolares.
La preocupación aumenta día a día, ya que el gobierno aún no ha distribuido las telas necesarias ni ha firmado los contratos correspondientes, lo que pone en riesgo la continuidad de sus talleres y empleos.
En años anteriores, los talleres recibían la tela en agosto para empezar la producción de los uniformes en septiembre, pero este año el panorama es diferente. La tela no ha llegado y tampoco hay una fecha clara para el inicio del proceso, lo que mantiene a los proveedores en una situación angustiante. Muchos han invertido entre $1,000 y $1,500 en insumos, como botones, zippers e hilos, confiando en las indicaciones del Ministerio de Educación de que debían prepararse para la confección del segundo uniforme de 2024. Sin embargo, esa preparación se ha convertido en una pesada carga económica.
El retraso no es solo de este año. Algunos proveedores denuncian que no han recibido el pago por los uniformes entregados en 2023, lo que ha incrementado su desesperación. La burocracia también ha jugado un papel en el problema, ya que aunque el Ministerio de Hacienda transfiere los fondos a las departamentales, si los directores de las escuelas no han presentado la documentación requerida, el dinero queda estancado, afectando a todos los involucrados.
"Hemos tenido que pedir préstamos para cubrir los costos de confección, y los intereses bancarios nos están comiendo", dice José Herrera, un proveedor de occidente que tuvo que poner su casa como garantía para obtener un crédito. Muchos proveedores están en una situación similar, con sus márgenes de ganancia prácticamente desapareciendo en el pago de intereses y deudas.
Mientras el gobierno no actúe con rapidez y claridad, el futuro de miles de talleres y empleos está en riesgo. Los proveedores, que durante años han apoyado la confección de uniformes para las escuelas públicas, ahora se enfrentan a una incertidumbre total.
Fuente: elsalvador.com