Las pupusas, de símbolo popular a lujo familiar: el plato típico ya no es accesible para todos los salvadoreños
Las pupusas, ícono de la gastronomía salvadoreña y orgullo nacional, están dejando de ser el alimento accesible de antaño para convertirse en un lujo cada vez más difícil de costear para muchas familias.
Lo que antes representaba una comida económica, sabrosa y abundante, hoy golpea el bolsillo de los hogares con precios que se han disparado en los últimos años.
Tradicionalmente, las pupusas eran la solución perfecta para alimentar a toda la familia sin comprometer el presupuesto. Se compraban en cantidad, se compartían con facilidad y estaban al alcance de todos los estratos sociales. Sin embargo, la inflación sostenida y el alza en los precios de insumos como el queso, el maíz, el aceite, los frijoles y hasta el gas propano, han empujado los precios de este platillo por encima de lo que muchos pueden pagar con frecuencia.
En zonas urbanas, el precio promedio de una pupusa de queso o frijol ronda ya los $0.75, y las de especialidad —como las de camarón, jalapeño o mixtas— pueden llegar hasta los $1.50 o más. Para una familia de cinco personas, comer pupusas una noche cualquiera puede significar un gasto de entre $10 y $15, algo impensable para quienes viven con el salario mínimo o subsisten del trabajo informal.
Comer pupusas, que antes era sinónimo de una cena común en cualquier hogar salvadoreño, ahora se ha convertido en un "lujito" del fin de semana o una excepción para celebraciones.
El encarecimiento de este plato típico no solo afecta el bolsillo, sino que también refleja una realidad más amplia: la pérdida progresiva del poder adquisitivo en El Salvador. Lo que era símbolo de identidad y unión ahora se convierte en termómetro de la crisis económica que viven miles de hogares salvadoreños.