El proyecto chino que dejó a los venezolanos sin comida y sin $100 millones de dólares
Un proyecto firmado por Hugo Chávez y un gigante de la construcción china, destinado a alimentar a millones de personas, resultó siendo una gran estafa para el pueblo venezolano.
Según el acuerdo, la estatal CAMC Engineering Ltd de China construiría nuevos puentes y carreteras, un laboratorio de alimentos con tecnología de punta y la planta de procesamiento de arroz más grande de América Latina. También desarrollaría arrozales dos veces más grandes que la superficie de Manhattan y crearía puestos de trabajo para muchos de los 110.000 residentes del área de Delta Amacuro, un remoto estado venezolano sobre el mar Caribe, según una copia del contrato visto por Reuter y mencionado por Infobae.
"Venezuela le pagó a CAMC al menos 100 millones de dólares por el estancado plan, según los contratos del proyecto y documentos de una investigación hecha por fiscales en Europa", publica la cadena informativa.
La investigación reveló que nueve años después, los habitantes de Delta Amacuro están sin alimentos, sin empleos y la planta de arroz está a medio construir, funcionando a menos del 1% de lo prometido por los chinos y por el régimen venezolano, En contraste, los contratistas chinos y los socios venezolanos si obtuvieron millones en ganancias.
En septiembre pasado, en una acusación formal un juez de un tribunal superior de Andorra dijo que CAMC pagó más de 100 millones de dólares en sobornos para asegurarse el proyecto de arroz y por lo menos otros cuatro contratos agrícolas.
Procesó a 12 venezolanos por delitos que incluyen lavado de dinero y conspiración para lavar dinero. Entre los procesados está Diego Salazar, primo de un exministro de Petróleo que, según los investigadores, facilitó los contratos. También fue procesado el que en ese momento era el máximo representante en China de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela SA o PDVSA.
El resultado, según los fiscales, fue una cultura de amplio alcance de sobornos, pagados a través de cuentas “offshore”, en la que intermediarios venezolanos bien conectados se beneficiaron y que finalmente paralizó proyectos que se suponía serían para desarrollar rincones olvidados del país, publica Reuters.
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