El gran operador económico del régimen de Daniel Ortega cae en desgracia y empieza la persecusión en su contra
Iván Acosta Montalván, quien fungía como ministro de Hacienda y Crédito Público del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua desde febrero de 2012, fue destituido de su cargo en medio de una investigación por presuntos actos de corrupción.
La noticia fue confirmada por tres fuentes cercanas al exfuncionario, y ha generado una ola de incertidumbre y preocupación entre los empleados de la cartera.
El martes 18 de junio, agentes de la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional allanaron tanto la oficina como la residencia de Acosta en un reparto residencial en Veracruz. A pesar de la intervención policial, Acosta no fue detenido y permanece en libertad.
La ausencia del exministro en la reunión virtual semanal, que incluye la participación de secretarios políticos, alcaldes y ministros del régimen, reforzó las especulaciones sobre su destitución.
Los trabajadores del Ministerio de Hacienda fueron informados de la salida de Acosta a través de notificaciones telefónicas. Este hecho ha despertado temores de una "cacería" interna y posibles despidos masivos, similares a los ocurridos tras la intervención en otras entidades públicas bajo órdenes de la vicepresidenta Rosario Murillo. Un caso notable fue la intervención de la Corte Suprema de Justicia en octubre de 2023, que resultó en el despido de más de mil empleados.
La destitución de Acosta marca un punto de inflexión en la estructura económica del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, donde él, junto con el presidente del Banco Central, Ovidio Reyes, desempeñaba un papel crucial en la gestión de las finanzas públicas. Durante su mandato como ministro, Acosta fue responsable de la política fiscal y miembro titular del Consejo Directivo del Banco Central de Nicaragua.
Su llegada al Gobierno se remonta a 2007, coincidiendo con el regreso al poder de Daniel Ortega. Inicialmente, ocupó roles clave como secretario general y viceministro en Hacienda, antes de ser nombrado ministro tras la salida de Alberto Guevara en 2012.
La destitución de Acosta plantea preguntas sobre la estabilidad del Ministerio de Hacienda y las posibles repercusiones en la economía del país. La investigación por corrupción y la reestructuración interna en curso podrían desestabilizar la gestión de las finanzas públicas y generar incertidumbre sobre el futuro económico bajo el régimen Ortega-Murillo.
La comunidad internacional y los observadores locales están atentos a los desarrollos en Nicaragua, donde la consolidación del poder y las purgas internas parecen intensificarse. Mientras tanto, los empleados del Ministerio de Hacienda esperan con aprensión las decisiones que puedan afectar sus posiciones y la continuidad de sus labores en el contexto de este tumultuoso cambio de liderazgo.