Bukele arremete contra la democracia y afirma que no le importa ser llamado dictador

Rodeado de un imponente operativo militar y policial, durante una acto donde se suponía que rendiría cuentas de su gestión a los salvadoreños, Nayib Bukele, minimizó los señalamientos internacionales sobre autoritarismo y afirmó que la democracia, los derechos humanos, la institucionalidad y el Estado de derecho “son términos que en realidad solo se usan para mantenernos sometidos”.

El discurso fue pronunciado en el marco del primer año de su segundo mandato consecutivo —cuestionado por su inconstitucionalidad— y se dio ante diputados de la Asamblea Legislativa, funcionarios diplomáticos y simpatizantes. Bukele defendió su estilo de gobierno, haciendo énfasis en los resultados de su política de seguridad y criticando a quienes lo acusan de ser un dictador.

“Prefiero que me llamen dictador a ver cómo matan a los salvadoreños en las calles”, expresó el mandatario, quien desestimó las críticas locales e internacionales: “Me tiene sin cuidado que me llamen dictador. Que se queden ellos discutiendo su semántica, y nosotros seguiremos enfocados en obtener resultados”.

Bukele también lanzó fuertes críticas contra los organismos internacionales y tratados en materia de derechos humanos, acusándolos de impedir la lucha contra la delincuencia. “Lo que ellos realmente quieren es que seamos incapaces de castigar a los asesinos en nombre de un supuesto ideal de derechos humanos, que no es más que los derechos de los delincuentes”, afirmó.

El evento se produjo en un contexto de creciente preocupación por una “escalada autoritaria” en El Salvador. Diversas organizaciones de derechos humanos han alertado sobre detenciones arbitrarias, el encarcelamiento de activistas y el uso del régimen de excepción como herramienta de represión. Asimismo, el gobierno ha sido señalado por albergar a migrantes deportados desde Estados Unidos —especialmente venezolanos— sin procesos judiciales claros ni respeto al debido proceso.

Los comentarios de Bukele confirman su distanciamiento del marco democrático liberal y su apuesta por un modelo centrado en el poder personal, que ha sido criticado por la comunidad internacional y por amplios sectores de la sociedad salvadoreña.

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